El propio origen de la palabra, proveniente del latín per fumum, que significa: olor "por medio del humo", ya que en su origen los aromas para perfumar el ambiente se obtenían quemando resinas, raíces y maderas olorosas.
Hay muchas teorías sobre el origen de los perfumes, la más común es que los mesopotámicos, persas o los egipcios fueron los primeros creadores de perfumes. La primera perfumista conocida fue Tapputi, quien creó la primera esencia con mirra, aceites y flores en Mesopotamia Babilónica.
En Mesopotamia, en torno al año 3.500 a.C, existió una civilización muy avanzada conocida como los sumerios, que elaboraba fragancias con propósitos medicinales a base de sustancias aromáticas.
Otra teoría dice que el primer perfume fue creado en Egipto, cuando se creó la primera esencia con mirra, flores y aceites. Era justo en Egipto donde se usaban aceites y esencias para preparar a los muertos antes de su entierro. También usaban esencias para ceremonias religiosas y para despedir aromas durante el día.
Los romanos aportarán una nota floral a la construcción del perfume. Los perfumes se convierten entonces en un marcador social y son muy caros. Con la caída del Imperio Romano, el arte del perfume desapareció en Occidente y se refugió en el Imperio Bizantino. Fue en Bizancio (Constantinopla, Estambul) donde Occidente se abasteció de materiales fragantes. Los árabes, dueños de la Ruta de las Especias, se harán con el monopolio de este comercio. El gran bazar de Bizancio se convertirá en el centro de las sustancias perfumadas. Aquí es donde encontraremos la primera galería de perfumistas.
En el siglo XII, los procesos de destilación se generalizaron con la difusión del alambique y la alquimia y gracias a la traducción de tratados árabes traducidos por médicos de la Escuela de Salernes, universidad situada no lejos de Roma.
En el siglo XIV, Albert the Great es capaz, después de muchos intentos, de dar la receta para la destilación del alcohol. Él lo llamará "agua de fuego". Constituye una aportación capital para la perfumería al posibilitar la sustitución del aceite por el excipiente tradicional desde hace más de dos mil años, un nuevo producto volátil y neutro capaz de transportar olores.
Fue en 1370 cuando apareció la primera fórmula de perfume alcohólico conocida en Europa. La receta es una destilación de alcohol de diferentes plantas aromáticas, principalmente romero, luego hojas de melisa, manzanilla, salvia, flores de lavanda y algunas especias, clavo y granos de pimienta. Esta agua fue inmediatamente popular entre las mujeres durante varios siglos.
En 1533, cuando Catalina de Medici llegó a la corte francesa desde Florencia para casarse con Enrique II, trajo consigo a su perfumista René le Florentin. Es en este momento, bajo la influencia del italiano, que la palabra "perfume" llega al idioma francés. Proviene de una lengua provenzal y sólo aparece en el siglo XVI. Traen consigo la moda del aroma del azahar.
Las aguas perfumadas terapéuticas estuvieron muy de moda en las cortes del siglo XVIII. La fuerte demanda de perfumes de la corte llevó a Francia a desarrollar su propia producción. Es gracias al clima favorable del sur que las materias primas se plantaron en la región de Grasse. Desde ese día, este lugar es considerado la capital de la perfumería.
Después de la revolución se abrieron muchas perfumerías en París.
Fue a finales del siglo XIX cuando nació la perfumería moderna con las primeras moléculas sintéticas. La perfumería se convierte en el modo artístico de expresión de la química y el último lazo que unía el perfume a la naturaleza se romperá con la síntesis de moléculas olorosas.
A principios del siglo XX, los químicos intentaron profundizar en el perfume natural. En cuanto a los perfumistas, tendrán una constante: crear un producto cuyo olor caracterice al perfume. Los perfumistas aprecian las notas sintéticas por su estabilidad, su potencia olfativa, la amplitud de su paleta pero también porque permiten una mayor producción.
A finales de los 1990 apareció la clonación, la reproducción de una unidad, de un olor reproducido hasta el infinito, que iba en aumento para responder a la globalización. Las nuevas tecnologías de modo de extracción intentarán estar lo más cerca posible de la flor y otras fuentes fragantes.
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